¿Puede ayudar el diseño no solo a minorizar los efectos nocivos de sus productos sino también a mejorar nuestra salud?
En nuestra vida diaria encontramos miles de objetos y productos nocivos para nuestra salud. Estos adoptan formas de lo más conocidas: nuestro teléfono, nuestro ordenador, nuestros zapatos o nuestra silla suelen ser algunos de estos objetos contaminados y por tanto contaminantes. ¿Por qué? Simplemente porque ese no ha sido un aspecto de diseño a tener en cuenta. Nadie lo ha reclamado cómo tal.
Cómo todos sabemos la industria intenta producir al menor coste posible para tener un margen más amplio. Al mismo tiempo los consumidores intentan comprar al menor precio posible (para obtener cosas que muchas veces no necesitan, simplemente desean).
La fórmula parece perfecta. Todo el mundo gana. Unos producen a precios bajísimos con altos beneficios y otros compran tanto como pueden/quieren para saciar sus necesidades y obtener una gran recompensa en forma de felicidad. Nada más lejos de la realidad. No tan solo no somos más felices que nuestros antepasados (que consumían muchos menos productos que nosotros), sino que el precio que tenemos que pagar para mantener este sistema es altísimo, y ese precio no es otro que nuestra propia salud y la de nuestro propio planeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.